1. El capital
||I,
2| ¿En qué se apoya el capital, es decir, la propiedad privada sobre los
productos del trabajo ajeno? «Cuando el capital mismo no es simplemente robo o
malversación, requiere aún el concurso de la legislación para santificar la
herencia» (Say, t. I, pág.. 136).
¿Cómo
se llega a ser propietario de fondos productivos? ¿Cómo se llega a ser
propietario de los productos creados mediante esos fondos?
Mediante
el derecho positivo (Say, t. II, Pág. 4).
¿Qué
se adquiere con el capital, con la herencia de un gran patrimonio, por ejemplo?
Uno que, por ejemplo, hereda un gran patrimonio, no adquiere en verdad con ello
inmediatamente poder político. La clase de poder que esta posesión le
transfiere inmediata y directamente es elpoder de comprar; éste es un
poder de mando sobre todo el trabajo de otros o sobre todo producto de este
trabajo que se encuentre de momento en el mercado (Smith, t. I, pág.. 61).
El
Capital es, pues, el poder de Gobierno sobre el trabajo y sus
productos. El capitalista posee este poder no merced a sus propiedades
personales o humanas, sino en tanto en cuanto es propietario del
capital. El poder adquisitivo de su capital, que nada puede
contradecir, es su poder.
Veremos
más tarde, primero, cómo el capitalista por medio del capital ejerce su poder
de gobierno sobre el trabajo, y después el poder de gobierno del capital sobre
el capitalista mismo.
¿Qué
es el capital?
«Une
certaine quantité de travail amassé et mis en réserve» (Smith,
t. II, pág.. 312).
El
capital es trabajo acumulado. 2) Fondo, stock, es toda
acumulación de productos de la tierra y de productos manufacturados. El stocksólo
se llama capital cuando reporta a su propietario una renta o ganancia (Smith,
t, II pág.. 191).
2. El beneficio del
capital
El
beneficio o ganancia del capital es totalmente distinto del salario. Esta
diversidad se muestra de un doble modo: en primer lugar, las ganancias del
capital se regulan totalmente de acuerdo con el valor del capital empleado,
aunque, el trabajo de dirección e inspección puede ser mismo para diferentes
capitales. A esto se añade que todo este trabajo está confiado a un empleado
principal, el salario del cual no guarda ninguna relación con el capital (II)
cuyo funcionamiento vigila. Aunque así el trabajo del propietario se reduce
casi a nada, reclama, sin embargo, beneficios en relación a su capital (Smith,:
t. I, 97—99). ¿Por qué reclama el capitalista esta proporción entre ganancia y
capital?
No
tendría ningún interés en emplear a los obreros si no esperase
de la venta de su obra más de lo necesario para reponer los fondos adelantados
como salario, y no tendría ningún interés en emplear más bien
una suma grande que una pequeña si su beneficio no estuviese en relación con la
Cuantía del capital empleado (t. I, páginas 96—97).
El
capitalista extrae, pues, una ganancia, primero de los salarios y después de
las materias primas adelantadas. ¿Qué relación tiene la ganancia con el
capital?
Si
ya es difícil determinar la tasa media habitual de los salarios en un tiempo y
lugar determinados, aún más difícil es determinar la ganancia de los capitales.
Cambios en el precio de las mercancías con que el capital opera, buena o mala
fortuna de sus rivales y clientes,
traen
un cambio de los beneficios de día en día y casi de hora en hora (Smith, t, I,
págs. 179—80). Ahora bien, aunque sea imposible determinar con precisión las
ganancias del capital, podemos representárnoslas de acuerdo con el interés
del dinero. Si se pueden hacer muchas ganancias con el dinero, se da
mucho por la posibilidad de servirse de él, si por medio de él se gana poco, se
da poco (Smith, t. I, pág.. 181). La proporción que ha de guardar la tasa
habitual de interés con la tasa de ganancia neta varía necesariamente con la
elevación o descenso
de
la ganancia. En la Gran Bretaña se calcula como el doble del interés lo que los
comerciantes llaman un profit honnête, modéré, raisonable,
expresiones que no quieren decir otra cosa que un beneficio habitual y
acostumbrado (Smith, t. 4, pág.. 198).
¿Cuál
es la tasa más baja de la ganancia? ¿Cuál la más alta?
La
tasa más baja de la ganancia habitual del capital debe ser siempre algo
más de lo que es necesario para compensar las eventuales perdidas a
que está sujeto todo empleo del capital. Este exceso es propiamente la ganancia
o le bénéfice net. Lo mismo sucede con la tasa más baja del interés
(Smith, t. I, pág.. 196).
(III)
La tasa más elevada a que pueden ascender las ganancias
habituales es aquella que, en la mayor parte de las mercancías, absorbe
la totalidad de las rentas de la tierra y reduce el salario de las
mercancías suministradas al precio mínimo, a la simple subsistencia
del
obrero
mientras dura el trabajo. De una u otra forma, el obrero ha de ser siempre
alimentado en tanto que es empleado en una tarea; las rentas de la tierra
pueden ser totalmente suprimidas. Ejemplo, las gentes de la Compañía de las
Indias de Bengala (Smith, t. I, pág..198).
Aparte
de todas las ventajas de una competencia reducida, que el capitalista puede explotar en
este caso, le es posible también mantener, de modo honesto, el precio de
mercado por encima del precio natural.
En
primer lugar, mediante el secreto comercial, cuando el mercado está
muy alejado de sus proveedores, es decir, manteniendo en secreto el cambio de
precio, su alza por encima del nivel natural. Este secreto logra que otros
capitalistas no arrojen igualmente su capital en
esta
rama.
En segundo
lugar, mediante el secreto de fábrica, cuando el
capitalista con menores costos de producción suministra sus mercancías a un
precio igual o incluso menor que el de sus competidores, pero con mayor
beneficio. (¿No es inmoral el engaño mediante el secreto? Comercio bursátil.)
Además, cuando la producción está ligada a una determinada localidad (por ej.,
vinos de calidad) y la demanda efectiva no puede ser nunca
satisfecha. Finalmente, mediante el monopolio de
individuos y compañías. El precio de monopolio es tan alto como sea posible
(Smith t. I, págs. 120—124).
Otras
causas ocasionales que pueden elevar la ganancia del capital la adquisición de
nuevos territorios o de nuevas ramas comerciales multiplica frecuentemente,
incluso en un país rico, las ganancias del capital, pues sustraen a las antiguas
ramas comerciales una parte de los capitales, aminoran la competencia,
abastecen el mercado con menos mercancías, cuyo precio entonces se eleva; los
comerciantes de estos ramos pueden entonces pagar el dinero prestado con un
interés mayor (Smith, t. I, página 190).
Cuanto
más elaborada, más manufacturada es una mercancía, tanto más elevada es la
parte del precio que se resuelve en salario y beneficio en proporción a aquella
otra parte que se resuelve en renta. En el progreso que el trabajo manual hace
sobre esta otra mercancía, no sólo se multiplica el número de las ganancias,
sino que cada ganancia es mayor que las precedentes porque el capital de que
brota (IV) es necesariamente mayor. El capital que hace trabajar el tejedor es
siempre y necesariamente mayor que el que utiliza el hilandero, porque no sólo
repone este capital con sus beneficios, sino que además paga los salarios de
los tejedores y es necesario que las ganancias se hallen siempre en una cierta
proporción con el capital (t. I, págs. 102—3).
El
progreso que el trabajo humano hace sobre el producto natural, transformándolo
en el producto natural elaborado, no multiplica por tanto el salario, sino, en
parte, el número de capitales gananciosos, y en parte la proporción de cada
capital nuevo sobre los precedentes.
Sobre
la ganancia que el capitalista extrae de la división del trabajo se hablará más
tarde.
El
gana doblemente, primero con la división del trabajo, en segundo lugar, y en
general, con la modificación que el trabajo humano hace del producto natural.
Cuanto mayor es la participación humana en una mercancía, tanto mayor la
ganancia del capital muerto.
En
una y la misma sociedad está la tasa media de los beneficios del capital mucho
más cerca del mismo nivel y que el salario de los diferentes tipos de trabajo
(t. I, pagina 228). En los diversos empleos del capital, la tasa de la ganancia
varía de acuerdo con la mayor o menor certidumbre del reembolso del capital.
«La tasa de la ganancia se eleva con el riesgo, aunque no en proporción exacta»
(ibid., págs. 226—227),
Se
comprende fácilmente que las ganancias del capital se elevan también mediante
la facilidad o el menor costo de los medios de circulación (por ejemplo, papel
dinero).
3. La dominación
del capital sobre el trabajo y los motivos del capitalista
El
único motivo que determina al poseedor de un capital a utilizarlo, de
preferencia en la agricultura, o en la manufactura o en un ramo específico del
comercio al por mayor o por menor es la consideración de su propio beneficio.
Jamás se le viene a las mientes calcular cuántotrabajo productivo
pone en actividad cada uno de estos modos de empleo (V) qué valor añadirá al
producto anual de las tierras y del trabajo de su país (Smith, t. II, páginas
400—401).
Para
el capitalista, el empleo más útil del capital es aquel que, con la misma
seguridad, le rinde mayor ganancia. Este empleo no es siempre el más útil para
la sociedad; el mas útil es aquel que se emplea para sacar provecho de las
fuerzas productivas de la naturaleza (Say, t. II, pág.. 131).
Las
operaciones más importantes del trabajo están reguladas y dirigidas de acuerdo
con los planes y las especulaciones de aquellos que emplean los capitales; y la
finalidad que éstos se proponen en todos los planes y operaciones es el beneficio.
Así, pues, la tasa del beneficio no sube, como las rentas de la tierra y los
salarios, con el bienestar de la sociedad, ni desciende como aquellos, con la
baja de éste. Por el contrario, esta tasa es naturalmente, baja en los países
ricos y alta en los países pobres; y nunca es tan alta como en aquellos países
que con la mayor celeridad se precipitan a su ruina. El interés de esta clase
no está pues ligado, como el de las otras dos, con el interés general de la
sociedad... El interés especial de quienes ejercen un determinado ramo del
comercio o de la industria es siempre, en cierto sentido, distinto del interés
del público y con frecuencia abiertamente opuesto a él. El interés del
comerciante es siempre agrandar el mercado y limitar la competencia de los vendedores...
Es esta una clase de gente cuyos intereses nunca serán exactamente los mismos
que los de la sociedad, que en general tiene interés en engañar y estafar al
público (Smith, t. II, págs. 163—1615).
4. La acumulación
de capitales y la competencia entre capitalistas
El
aumento de capitales, que eleva los salarios, tiende a disminuir la
ganancia de los capitalistas en virtud de la competencia entre ellos (Smith,
op. cit., t. I, pág. 78 [Garnier, t. I, p. 179].)
Si,
por ejemplo, el capital necesario al comercio de víveres de una ciudad se
encuentra dividido entre dos tenderos distintos, la competencia hará que cada
uno de ellos venda más barato que si el capital se encontrase en manos de uno
solo; y si está dividido entre 20 (VI), la competencia será tanto mas activa y
tanto menor será la posibilidad de que puedan entenderse entre sí para elevar
el precio de sus mercancías (Smith, op. cit., t. I, pág. 322 [Garnier, t. II,
páginas 372—3].)
Como
ya sabemos que los precios de monopolio son tan altos como sea posible y que el
interés de los capitalistas, incluso desde el punto de vista de la Economía
Política común, se opone abiertamente al de la sociedad, puesto que el alza en
los beneficios del capital obra como el interés compuesto sobre el precio de las
mercancías (Smith, t. I, págs. 199—201), la única protección frente a los
capitalistas es lacompetencia, la cual, según la Economía Política, obra
tan benéficamente sobre la elevación del salario como sobre el abaratamiento de
las mercancías en favor del público consumidor.
La
competencia, sin embargo, sólo es posible mediante la multiplicación de
capitales, y esto en muchas manos. El surgimiento de muchos capitalistas sólo
es posible mediante una acumulación multilateral, pues el capital, en general,
sólo mediante la acumulación surge, y la acumulación multilateral se transforma
necesariamente en acumulación unilateral. La acumulación, que bajo el dominio
de la propiedad privada esconcentración del capital en pocas manos,
es una consecuencia necesaria cuando se deja a los capitales seguir su curso
natural, y mediante la competencia no hace sino abrirse libre camino esta
determinación natural del capital.
Hemos
oído que la ganancia del capital está en proporción a su magnitud. Por de
pronto, prescindiendo de la competencia intencionada, un gran capital se
acumula, pues; proporcionalmente a su magnitud, más rápidamente que uno
pequeño.
||VIII,
2| Según esto, y prescindiendo totalmente de la competencia, la acumulación del
gran capital es mucho mas rápida que la del pequeño;. Pero sigamos adelante
este proceso. Con la multiplicación de los capitales disminuyen, por obra de la
competencia, los beneficios del capital. Luego padece, en primer lugar, el
pequeño capitalista.
El
aumento de los capitales y un gran número de capitales presuponen, además, una
progresiva riqueza del país.
«En
un país que haya llegado a un alto grado de riqueza, la tasa habitual del
beneficio es tan pequeña que el interés que este beneficio permite pagar es tan
bajo que sólo los sumamente ricos pueden vivir de los réditos del dinero. Todas
las personas de patrimonios medianos tienen, pues, que emplear su capital,
emprender algún negocio o interesarse en algún ramo del comercio» (Smith, op.
cit, t. I, pág. 86 [Garnier, tomo I, págs. 196—197].)
Esta
situación es la preferida de la Economía Política.
«La
relación existente entre la suma de capitales y las rentas determina por todas
partes la proporción en que se encuentran la industria y la ociosidad; donde
prevalecen los capitales, reina la industria; donde las rentas, la ociosidad»
(Smith, op. cit, t. I, pág.301 [Garnier, tomo II, págs. 325].)
¿Qué
hay del empleo de los capitales en esta incrementada competencia?
«Con
el aumento de los capitales debe hacerse cada vez mayor la cantidad de los fonds
à prêter à interêt; con el incremento de estos fondos se hace menor el
interés, 1) porque baja el precio de mercado de todas las cosas cuanto más
aumenta su cantidad, 2) porque con el aumento de capitales en un país
se hace más difícil colocar un nuevo capital de manera ventajosa. Se
suscita una competencia entre los distintos capitalistas, al hacer el poseedor
de un capital todos los esfuerzos posibles para apoderarse del negocio que
encuentra ocupado por otro capital. Pero la mayor parte de las veces no puede
esperar arrojar de su puesto a este otro capital si no es mediante el
ofrecimiento de mejores condiciones. No sólo ha de vender la cosa a mejor
precio, sino que también con frecuencia ha de comprar más caro para tener
ocasión de vender. Cuantos más fondos se destinan a mantenimiento del trabajo
productivo, tanto mayor es la demanda de trabajo: los obreros encuentran
fácilmente ocupación (IX), pero los capitalistas tienen dificultades para
encontrar obreros. La competencia entre capitalistas hace subir los salarios y
bajar los beneficios» (Smith, op. cit, t. I, pág. 316 [Garnier, tomo II, págs.
358-59].).
El
pequeño capitalista tiene, pues, la opción: 1) o de comerse su capital, puesto
que él no puede vivir ya de réditos, y, por tanto, dejar de ser capitalista; o
2) emprender é1 mismo un negocio, vender sus mercancías más baratas y comprar
más caro que los capitalistas más ricos, pagar salarios elevados y, por tanto,
como quiera que el precio de mercado, por obra de la fuerte competencia que
presuponemos, está ya muy bajo, arruinarse. Si, por el contrario, el gran
capitalista quiere desplazar al pequeño, tiene frente a él todas las ventajas
que el capitalista en cuanto capitalista tiene frente al obrero. La mayor
cantidad de su capital le compensa de los menores beneficios e incluso puede
soportar perdidas momentáneas hasta que el pequeño capitalista se arruina, y él
se ve libre de esta competencia. Así acumula los beneficios del pequeño
capitalista.
Además,
el gran capitalista compra siempre más barato que el pequeño porque compra en
masa. Por tanto puede sin daño vender mas barato.
Así,
si bien la baja del interés transforma a los capitalistas medianos de rentistas
en hombres de negocios, produce, por el contrario, el aumento de los capitales
de negocio y el menor beneficio que es su consecuencia, la baja del interés.
«Al
disminuir el beneficio que puede extraerse del uso de un capital, disminuye
necesariamente el precio que por su utilización puede pagarse» (Adam Smith,
loc. cit, t. I, pág. 316 [Garnier, tomo II, pág. 359].)
«Cuanto
más se acrecienta la riqueza, la industria, la población, tanto más disminuye
el interés del dinero, es decir, el beneficio de los capitalistas; pero los
capitales mismos no dejan de aumentar y aún más rápidamente que antes, pese a
la disminución de los beneficios... Un gran capital, aunque sea con pequeños
beneficios, se acrecienta en general mucho más rápidamente que un capital
pequeño con grandes beneficios. El dinero hace dinero, dice el refrán» (op.
cit, t. I, pág. 83 [Garnier, tomo I, pág. 189].)
Por
tanto, si a este gran capital se enfrentan únicamente pequeños capitales con
pequeños beneficios, como sucede en la situación, que presuponemos, de fuerte
competencia, los aplasta por completo.
La
consecuencia necesaria de esta competencia es entonces el empeoramiento general
de las mercancías, la falsificación, la adulteración, el envenenamiento
general, tal como se muestra en las grandes ciudades.
||X,
2| Una circunstancia importante en la competencia entre capitales grandes y
pequeños es, además, la relación entre capital fixe y capital
circulant.
Capital
circulant es
un capital empleado en la producción de víveres, en la manufactura, o el
comercio. El capital así empleado no rinde a su dueño beneficio ni ingreso
mientras permanezca en su poder o se mantenga en la misma forma. Continuamente,
sale de sus manos en una forma para retornar en otra, y sólo mediante esta
transformación o circulación y cambio continuo rinde beneficios. Capital
fixe es el capital empleado en la mejora de la tierra, en la
adquisición de máquinas, instrumentos, útiles de trabajo y cosas semejantes
(Adam Smith, op. cit, t. I, pág. 243-44 [Garnier, tomo II, pág. 197-98].).
Todo
ahorro en el mantenimiento del capital fijo es un incremento de la ganancia
neta. El capital total de cualquier empresario de trabajo se divide
necesariamente en capital fijo y capital circulante.
Dada la igualdad de la suma, será una parte tanto menor cuanto mayor sea la
otra. El capital circulante le proporciona la materia y los salarios del
trabajo y pone en movimiento la industria. Así, toda economía en el capital
fijo que no disminuya la fuerza productiva del trabajo aumenta el fondo (Adam
Smith, op. cit, t. I, pág. 257 [Garnier, tomo II, pág. 226].)
Se
ve, desde el comienzo, que la relación entre capital fijo y capital
circulante es mucho más favorable para el gran capitalista que para el
pequeño. Un banquero muy fuerte sólo necesita una insignificante cantidad de
capital fijo más que uno muy pequeño. Su capital fijo se reduce a su oficina.
Los instrumentos de un gran terrateniente no aumentan en proporción a la
magnitud de su latifundio. Igualmente, el crédito que posee el gran capitalista
y no el pequeño es un ahorro tanto mayor en el capital fijo, es decir, en el
dinero que habrá de tener siempre dispuesto. Se comprende, por último, que allí
en donde el trabajo industrial ha alcanzado un alto grado de desarrollo y casi
todo el trabajo a mano se ha convertido en trabajo fabril, todo su capital no
le alcanza al pequeño capitalista para poseer ni siquiera el capital fijo
necesario. On sait que les travaux de la grande culture n'occupent
habituellement qu'un petit nombre de bras.
En
general, en la acumulación de grandes capitales se produce también una
concentración y una simplificación relativas del capital fijo en relación a los
capitalistas más pequeños. El gran capitalista introduce para sí una especie
(XI) de organización de los instrumentos de trabajo.
«Igualmente,
en el terreno de la industria, es ya cada manufactura y cada fábrica una amplia
unión de un gran patrimonio material con numerosas y diversas capacidades
intelectuales y habilidades técnicas para un fin común de
producción... Allí en donde la legislación mantiene la propiedad de la tierra
en grandes masas, el exceso de una población creciente se precipita hacia las
industrias y, como sucede en la Gran Bretaña, es así en el campo de la
industria en donde se amontona principalmente la gran masa de proletarios.
Allí, sin embargo, en donde la legislación permite la progresiva división del
suelo, se acrecienta, como en Francia, el número de propietarios pequeños y
endeudados que mediante el progresivo fraccionamiento de la tierra son
arrojados a la clase de los menesterosos y descontentos. Si, por último, se
lleva este fraccionamiento a un alto grado, la gran propiedad devora nuevamente
a la pequeña, así como la gran industria aniquila a la pequeña; y como a partir
de este momento se constituyen nuevamente grandes fincas, la masa de los
trabajadores desposeídos, que ya no es necesaria para el cultivo del suelo, es
de nuevo impulsada hacia la industria» (Schulz, Bewegung del Produktion,
páginas 58, 59).
«La
calidad de mercancías de un mismo tipo cambia mediante las transformaciones en
el modo de producción y especialmente mediante el empleo de maquinaria. Sólo
mediante la exclusión de la fuerza humana se ha hecho posible hilar, a partir
de una libra de algodón, que vale 3 chelines y 8 peniques, 350 madejas con una
longitud total de 167 millas inglesas (36 millas alemanas) y de un valor
comercial de 25 guineas» (op cit., pág. 62).
«Por
término medio, los precios de los artículos de algodón han disminuido en
Inglaterra desde hace 45 años en 11/12 y, según los cálculos de Marshall, la
cantidad de producto fabricado por la que todavía en el año 1814 se pagaban 16
chelines es suministrada hoy por un chelín y 10 peniques. La mayor baratura de
la producción industrial aumentó el consumo tanto en el interior como en el
mercado exterior; ya esto está conectado el hecho de que, tras la introducción
de las máquinas, el número de obreros en el algodón no sólo no ha disminuido en
Gran Bretaña, sino que ha subido de 40.000 a 1'5 millones. ||XII, 2| Por lo que
toca a la ganancia de los empresarios y obreros industriales, a causa de la
creciente competencia entre los fabricantes sus ganancias han disminuido
forzosamente en relación con la cantidad de mercancías suministradas. De los
años 1820 a 1833, la ganancia bruta de los fabricantes de Manchester por una
pieza de percal bajó de 4 chelines con 1 1/3 peniques a 1 chelín 9 peniques.
Pero para compensar esta pérdida, el conjunto de la producción ha sido ampliado.
La consecuencia de esto es que en algunas ramas de la industria aparece en
parte una superproducción; que surgen frecuentes quiebras, con lo cual se
produce dentro de la clase de los capitalistas y dueños de trabajo un
inquietante bambolearse y agitarse de la propiedad, que arroja al proletariado
a una parte de los económicamente arruinados; que con frecuencia y súbitamente
se hacen necesarias una detención o una disminución del trabajo, cuyos
inconvenientes siempre percibe amargamente la clase de los obreros asalariados»
(ibid., pág.. 63).
«Louer
son travail, c'est commencer son esclavage; louer la matière du travail, c'est
constituer sa liberté... Le travail c'est l'homme, la matière au contrare n'est
rien de l'homme» (Pecqueur, Théorie sociale, etc., páginas
411—412).
«L'élément
matière, qui ne peut rien pour la crêation de la richesse sans l'autre élément
travail, reçoit la vertu magique d'etre fécond pour eux comme s'ils y avaient
mis de leur propre fait, cet indispensable élément» (ibid., 1. c.). «En supposant
que le travail quotidien d'un ouvrier lui apporte en moyenne 400 fr. par an, el
que cette somme suffise à chaque adulte pour vivre d'une vie grossière, tout
propriétaire de 2.000 fr. de rente, de fermage, de loyer, etc., force donc
indirectement 5 hommes à travailler pour lui 100.000 fr. de rente représente le
travail de 250 hommes, et 1.000.000 le travail de 2.500 individus» (luego, 300
millones [Louis Philippe] el trabajo de 750.000 obreros) (ibid., págs.
412—413).
«Les
propriétaires ont reçu de la loi des hommes le droit d'user et d'abuser,
c'est—à—dire de faire ce qu'ils veulent de la matière de tout travail... ils
sont nullement oblgés par la loi de fournir à propos et toujours du travail aux
non proprietaires, ni de leur payer un salaire toujours suffisant, etc. (pág. 413, 1. c.). Liberté
entiètre quant à la nature, à la quantité, à la qualité, à l'opportunité de la
production à l'usage, à la consommation des richesses, à la disposition de la
matière de tout travail. Chacun est libre d'échanger sa chose comme il entend,
sans autre considération que son propre intéret d'individu» (p. 413,
1. c.).
«La
concurrence n'exprime pas autre chose que l'échange facultatif, qui lui—même
est la conséquence prochaine et logique du droit individuel d'user el d'abuser
des instruments de toute production, Ces trois moments économiques, lesquels
n'en font qu'un: le droit d'user et d'abuser, la liberté d'échanges et la
concurrence arbitraire, entraînent les conséquences suivantes: chacun produit
ce qu'il veut, comme il veut, quand il veut, où il veut, produit bien ou
produit mal, trop ou pas assez, trop tôt ou trop tard, trop cher ou à trop bas
prix; chacun ignore s'il vendra, quand il vendra, comment il vendra, où il
vendra, à qui il vendra: et il en est de même quant aux achats. (XIII, 2) Le
producteur ignore les besoins et les ressources, les demandes et les offres. Il
vend quand il veut, quand il peut, où il veut, à qui il veut, au prix qu'il
veut. Et il achète de même. En tout cela, Il est toujour le jouet du hasard,
l'esclave de la loi du plus fort, du moins pressé du pluls riche... Tandis que
sur un point il y a disette d'une richesse, sur l'autre il y a trop plein et
gaspillage. Tandis qu'un producteur vend beaucoup ou très cher, et bénéfice
énorme, l'autre ne vend rien ou vend à perte... L'offre ignore la demande, et
la demande ignore l'offre. Vous produisez sur la foi d'un goût d'une mode qui
se manifeste dans te public des consommateurs; mais déjà, lorsque vous êtes
prêts à livrer votre marchandise, la fantaisie a passé et s'est fixée sur un
autre genre de produit... conséquences infaillibles, la permanence et
l'universalisation des banqueroutes; les mécomptes, les ruines subites el les
fortunes improvisées; les crises commerciales, les chômages, les encombrements
ou les disettes périodiques; l'instabilité et I'avilissement des salaires et
des profits; la déperdition ou le gaspillage énorme de richesses, de temps et
d'efforts dans l'arène d'une concurrence acharnée» (páginas
414—416, 1. c.).
Ricardo en su libro
(renta de la tierra): Las naciones son sólo talleres de producción, el hombre
es una máquina de consumir y producir la vida humana un capital; las leyes
económicas rigen ciegamente al mundo. Para Ricardo los hombres no son nada, el
producto todo. En el título 26 de la traducción francesa se dice (65): «Il
serait tout—à—fait indifférent pour une persone qui sur un capital de 20.000£
ferait 2.900£ par an de profit, que son capital employât cent hommes ou
mille... L'intéret reel d'une nation n'est—il pas le même? Pourvu que son
revenu net et réel, et que ser fermages et profits soient les mêmes, qu'importe
qu'elle se compose de dix ou de douze millions d'individus?» (t. II,
págs. 194—195). «En vérité, dit M. de Sismondi (t. II, pág..
331), il ne reste plus qu'à désirer que le roi, demeuré tout seul dans
l'île, en tournant constamment une manivelle, fasse accomplir, par des
automates, tout l'ouvrage de l'Angleterre»
«Le
maître qui achète le travail de l'ouvrier, à un prix si bas qu'il suffit à
peine aux besoins les plus pressants, n'est responsable ni de l'insuffisance
des salaires, ni de la trop longue durée du travail: il subit lui—même la loi
qu'il impose... ce n'est pas tant des hommes que vient la misère, que de la
puissance des choses» (Buret, 1. c., 82).
«En
Inglaterra hay muchos lugares cuyos habitantes carecen de capitales parca un
cultivo completo de la tierra. La lana de las provincias orientales, de
Escocia, en gran parte, ha de hacer un largo camino por tierra, por malos
caminos, para ser elaborada en el condado de York, porque en el lugar de su
producción faltan capitales para la manufactura. Hay en Inglaterra muchas
ciudades industriales pequeñas, a cuyos habitantes les falta capital suficiente
para el transporte de su producción industrial a mercados alejados en donde
ésta encuentra consumidores y demanda. Los comerciantes allí son (XIV) sólo
agentes de otros comerciantes más ricos que viven el algunas ciudades
comerciales» (Adam Smith,La riqueza de las naciones, t. I, pág.326-27
[Garnier, tomo II, pág. 382].)
«Pour
augmenter la valeur du produit annuel de la terre et du travail, il n'y a pas
d'autres moyens que d'augmenter, quant aunombre, les ouvriers productifs, ou
d'augmenter, quant à la puirsance, la faculté productive des ouvriers
précédemment employés. Dans l'un et dans l'autre cas il faut presque toujours
un surcroît de capital» (Adam Smith, op. cit., t. I, pág.306-07
[Garnier, tomo II, pág. 338].)
Así
como la acumulación del capital, según el orden natural de las
cosas, debe preceder a la división del trabajo, de la misma manera la
subdivisión de éste sólo puede progresar en la medida en que el capital baya
ido acumulándose previamente. La cantidad de materiales que el mismo número de
personas se encuentra en condiciones de manufacturar aumenta en la misma medida
en que el trabajo se subdivide cada vez más, y como la tarea de cada tejedor va
haciéndose gradualmente más sencilla, se inventa un conjunto de nuevas máquinas
para facilitar y abreviar aquellas operaciones. Así, cuanto más adelanta la
división del trabajo, para proporcionar un empleo constante al mismo número de
operarios ha de acumularse previamente igual provisión de víveres y una
cantidad de materiales, instrumentos y herramientas mucho mayor del que era
menester en una situación memos avanzada. El número de obreros en cada una de
las ramas del trabajo aumenta generalmente con la división del trabajo en ese
sector, o más bien, es ese aumento de número el que la pone en situación de
clasificar a los obreros de esta forma (Adam Smith, op. cit, t. I, pág. 241-42
[Garnier, tomo II, pág. 193-94].)
«Así
como el trabajo no puede alcanzar esta gran extensión de las fuerzas
productivas sin una previa acumulación de capitales, de igual suerte dicha
acumulación trae consigo tales adelantos. El capitalista desea naturalmente
colocarlo de tal modo que éste produzca la mayor cantidad de obra posible.
Procura, por tanto, que la distribución de operaciones entre sus obreros sea la
mas conveniente, y les provee, al mismo tiempo, de las mejores máquinas que
pueda inventar o le sea posible adquirir. Sus medios para triunfar en ambos
campos (XV) guardan proporción con la magnitud de su capital o con el número de
personas a quienes pueden dar trabajo. Por consiguiente, no sólo aumenta el
volumen de actividad en los países con el crecimiento del capital que
en ella se emplea, sino que, como consecuencia de este aumento, un mismo
volumen industrial produce mucha mayor cantidad de obra» (Adam Smith, op. cit,
t. I, pág. 242 [Garnier, tomo II, pág. 194-95].)
Así,
la sobre-producción.
«Combinaciones
más amplias de las fuerzas productivas... en la industria y el comercio
mediante la unificación de fuerzas humanas y naturales más abundantes y diversas
para empresas en mayor escala. También aquí y allá unión más estrecha de las
principales ramas de la producción entre sí. Así, grandes fabricantes tratarán
de conseguir grandes fincas para no tener que adquirir de terceras manos al
menos una parte de las materias primas necesarias a su industria; o unirán con
sus empresas industriales un comercio no sólo para ocuparse de sus propias
manufacturas sino también para la compra de productos de otro tipo y para su
venta a sus obreros. En Inglaterra, en donde dueños individuales de fábricas
están a veces a la cabeza de 10 6 12.000 obreros... no son ya raras tales
uniones de distintas ramas de la producción bajo una inteligencia
directora, de tales pequeños Estados o provincias en un Estado. Así, en época
reciente; los propietarios de minas de Birmingham asumen todo
el proceso de fabricación del hierro que antes estaba dividido entre diferentes
empresarios y propietarios. Véase El distrito minero de Birmingham' (DeutscheViertejahrsschift,
3, 1838). Por último, vemos en las grandes empresas por acciones, que tan
abundantes se han hecho amplias combinaciones del poder monetario de muchos participantes
con los conocimientos y habilidades científicas y técnicas de otros, a los que
está confiaba la ejecución del trabajo. De esta forma les es posible a los
capitalistas emplear sus ahorros de forma más diversificada e incluso
emplearlos simultáneamente en la producción agrícola, industrial y comercial,
con lo cual su interés se hace al mismo tiempo más variado (XVI, 2 ), se
suavizan y se amalgaman las oposiciones entre los intereses de la agricultura,
la industria y el comercio. Pero incluso, esta más fácil posibilidad de hacer
provechosos el capital de las más diversas formas ha de aumentar la oposición
entre las clases pudientes y no pudientes» (Schulz, 1 cl. págs. 40—41).
Increíble
beneficio que obtienen los arrendadores de viviendas de la miseria. El alquiler
está en proporción inversa de la miseria industrial.
Igualmente,
ganancias extraídas de los vicios de los proletarios arruinados (prostitución,
embriaguez, prêteur sur gages). La acumulación de capitales crece y
la competencia entre ellos disminuye al reunirse en una sola mano el capital y
la propiedad de la tierra, igualmente al hacerse el capital, por su magnitud,
capaz de combinar distintas ramas de la producción.
La
diferencia frente a los hombres. Los 20 billetes de Lotería de Smith. Revenu
net et brut de Say. |XVI||
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